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Navegar a vela a más de veinte nudos en un 30pies y golpearse contra un objeto flotante no identificado puede provocar graves consecuencias a la embarcación y su tripulación. Sí además es navegando en solitario en un velero de 60 pies de eslora como son los IMOCA la factura puede ser muy dolorosa.
En estos momentos el referente es la próxima Vendée Globe que se inicia el domingo 8 de noviembre, regata en la que participan 33 IMOCA que navegan muy rápido. Desde hace unos años a la flota de solitarios vuelta al mundo a vela sin escalas ni ayuda externa se le ha limitado la navegación en los mares australes para evitar accidentes con los hielos desprendidos de los icebergs, lo que se llama Zona de Exclusión Antártica (ZEA); también conocidos como “gruñones” o “growlers” los cuales están semisumergidos y tienen un tamaño de unos 6 metros de largo.
Los grandes cetáceos son otro gran peligro, una familia formada por ballenas: ballena franca pigmea, la más pequeña de las ballenas, de 6 metros y 3,5 toneladas; ballena jorobada de 16 metros y un peso de 36 toneladas; ballena boreal llega a los 18 metros y pesa unas 100 toneladas. Además del cachalote, de unos 20 metros y 57 toneladas; y la ballena azul que alcanza los 27 metros, las 120 toneladas de peso y alcanzar los 17 nudos de velocidad. Y entre los cetáceos las orcas también suelen dar problemas, miden entre 6 y 8 metros de largo y un peso entre 3.600 y 5.400 kilos los machos.
Y el tercer grupo de objetos flotantes no identificados estaría formado por los contenedores caídos al mar desde buques mercantes, grandes troncos y redes a la deriva. En teoría los mercantes deben de comunicar al servicio de salvamento marítimo de la zona sobre la pérdida de carga por un temporal u otra incidencia; pero no es el primer velero que se come un contenedor o un tronco entre aguas (es difícil cuantificar la magnitud del problema, el Centro de Documentación, Investigación y Experimentación sobre la Contaminación Accidental del Agua (CEDRE), estima que entre 10.000 y 15.000 contenedores caen de los buques al agua cada Año).
Desde el punto de vista de la energía cinética, un golpe a 30 nudos de velocidad es más del doble que a 20 nudos. En la edición de 2016-2017, frente a la costa de Portugal, Bertrand de Broc «MACSF» se encontró con desperfectos por impacto en la quilla, lo que le obligó a retirarse. Vincent Riou «PRB», uno de los grandes favoritos, fue víctima de un OFNI frente las costas brasileñas mientras ocupaba su posición en el grupo principal. El 24 de noviembre de 2016, frente a las costas de Sudáfrica, Morgan Lagraviére «Safran» perdió un timón; una vez más, la culpa de una OFNI. El 5 de diciembre, a casi 500 millas al sur de Ciudad del Cabo, Romain Attanasio golpeó otro objeto que rompió sus dos timones; se las arregló para llegar a la costa sudafricana para instalar un timón de respecto que tenía a bordo y seguir en regata. El 6 de diciembre, al norte de las Islas Crozet (Océano Indico), Kito de Pavant «Bastide Otio» tuvo que entrar inmediatamente en modo de supervivencia después de que su quilla fue casi arrancada por la colisión contra un cachalote; siendo rescatado con vida por el barco Marion Dufresne, que afortunadamente estaba por la zona. Sumando cuatro abandonos por colisión contra OFNI, edición en la que hubo en total 11 abandonos de los 29 participantes.
La propia Organización de la Vendée Globe ha creado un departamento específico para controlar la flota IMOCA durante toda la regata, cada 30 minutos recibe la última posición de cada barco. En caso de que detecten alguna anomalía en su trayectoria se pondrían en contacto con el patrón para saber a que se debe, además el sistema también da acceso a los Centros de Coordinación de Rescate en Francia, España, Portugal, Marruecos, Brasil, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Chile y Argentina. Para la zona entre Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda contaran con el apoyo del consultor en seguridad Alan Neuebauer por encontrarse en la zona horaria de los participantes al paso por los océanos Índico y Pacifico. Y otro refuerzo importante será en el Golfo de Vizcaya, donde contaran con el apoyo de las estaciones que forman el CROSS ETEL; la situada en Morbihan será la que monitorice la flota desde la salida hasta 150 millas de Le Sables d´Olonne.
Un viejo problema que ya se intentó solucionar durante la Vendée Globe de 2008-2009. En esa edición el único IMOCA que portaba un sistema de detección de objetos flotantes fue el «Safran» de Marc Guillemot. Su patrocinador la empresa Safran, vinculada al sector militar, puso en marcha un proyecto utilizando una cámara termográfica en la punta del mástil dirigido por Jean-Marie de la Porte, jefe de patrocinio náutico de Safran: "El sensor infrarrojo estaba en la cabeza del mástil, lo que requería el desarrollo de un sistema de estabilización giroscópica; pero como había especialistas en sistemas de orientación inercial en la casa, esto no era un problema, y además la estabilización funcionó bien. La idea era principalmente detectar cultivadores - como estos grandes cubitos de hielo son más fríos que el agua alrededor, esta diferencia de temperatura aparece en la cámara termográfica. En nuestras especificaciones, tuvimos que ser capaces de localizarlos desde una distancia de 800 metros, y eso era realmente un mínimo, porque a 20 nudos deja sólo 80 segundos para reaccionar. El sensor en sí consumía en 30 vatios, lo cual era razonable, pero el problema del procesamiento de imágenes era más difícil. También nos dimos cuenta de que podríamos necesitar un sistema de descongelación... Además, la cámara sólo vio lo que había surgido, por lo que no era una solución para la detección de cetáceos, por ejemplo. El sistema estaba en el barco para la Vendée Globe 2008-2009, y Marc Guillemot lo había puesto a navegar en el Sur Profundo; pero al llegar no teníamos tantos datos, porque de hecho la alarma nunca había sonado. Así, en el proceso, el barco de viaje de Isabelle Autissier estaba equipado, que iba en una expedición al sur; y ahí es donde pudimos obtener imágenes, y ver que el sistema estaba funcionando bien. Simplemente, con las nuevas medidas tomadas por la organización Vendée Globe para la próxima edición ("puertas" que se cruzarán para evitar el hielo, ed.), preferimos invertir en otro lugar, y en 2010 detuvimos este programa".
La ausencia de un sistema de detección dio paso al nacimiento de “OSCAR” en 2015, proyecto innovador porque utiliza la inteligencia artificial, y más precisamente la visión artificial, tecnología que permite a una máquina analizar, procesar y entender imágenes.
OSCAR está haciendo su contribución al desarrollo de la seguridad en el mar. No es el sistema anticolisión perfecto o definitivo, pero es pionero en una tecnología que contribuirá enormemente. También mejorará con cada milla navegada, porque como un ser humano, cuanto más aprenda OSCAR y más experiencia gane, mejor se desempeñará. Los 18 IMOCA en los que se instaló para esta Vendée Globe proporcionarán enormes oportunidades de aprendizaje para afinar la base de datos que contiene el núcleo de aprendizaje de OSCAR. Un sistema fiable de alerta de colisiones es el santo grial de las ayudas de seguridad marina.
Samantha Davies, al mando del IMOCA «Initiatives Cour» recuerda una mala experiencia en la Volvo Ocean de 2014: “… no muy lejos de la costa africana a bordo del «Team SCA»- estábamos navegando muy rápido, a más de 20 nudos bajo el gran gennaker, con una tripulación completa a bordo. Oí un grito cuando una pequeña luz pasó unos 50 cm desde el borde de nuestro barco. Era un barco de pesca de madera sin luz y el pescador acaba de levantar una antorcha cuando estaba justo al lado de nosotros. No podíamos verlo, no lo habríamos visto en el radar, no lo habríamos visto con nuestros ojos y casi le matamos. Esa es la parte más aterradora para mí, por supuesto que podemos dañar nuestro barco, lo que podría obligarnos a abandonar una regata, pero tenemos que hacer todo lo posible para evitar dañar a otras personas también. Una de las razones por las que puse OSCAR en el «Initiatives Cour» es debido a ese recuerdo…”.
Kévin Escoffier, patrón del «PRB» lo valora positivamente: "Tenemos barcos que van más y más rápido, lo que significa que en caso de colisión hay más consecuencias. Además, nuestros barcos se han vuelto más anchos, y mucho más anchos con los “foils”, aumentando las posibilidades de golpear algo, así que si hay un sistema que puede reducir las posibilidades de una colisión, entonces debemos tenerlo a bordo. Por ejemplo, cuando salí por última vez, OSCAR “pitó” y me pregunté por qué y luego se detuvo y cuando miré fuera me di cuenta de que había delfines saltando frente al barco, si puede detectar eso, demuestra la sensibilidad del sistema".
Las prestaciones del sistema OSCAR son: detección de un objeto de 1m2 a 150 metros de distancia, a 1.000 metros un objeto que mida 6,5 metros. Máxima velocidad de detección 40 nudos de velocidad del barco. Su peso es de 750 gramos y tiene un consumo de 11 w. Por ahora hará bien las funciones de vigía en la “cofa” del mástil, porque aún le falta comunicarse con el piloto automático del barco para ejecutar una maniobra de evasión antes de un impacto.
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